Repasamos la carrera del actor y llegamos a dos conclusiones: cuanta más carne, menos talento y cuanto más reciente, mucho mejor. ¿Estamos ante la conversión del 'sex symbol' en actor de prestigio?

Mario Casas es una garantía de éxito en taquilla, una cara bonita consciente de su atractivo, un fenómeno mediático que anula su talento… Variadas etiquetas para comprender a un actor que no duda en aceptar sus limitaciones (entre ellas, la vocalización). Es más, un actor que es capaz de reírse de sí mismo (ese playback de Andy y Lucas que subió a YouTube siendo aún un desconocido es prueba de ello). “No soporto mi voz”, confesaba hace poco para alimento de sus haters. “Cuando me escucho en pantalla, quiero dispararme”. Sus fans dirán lo contrario, pero el número de veces que Mario Casas se quita la camiseta es inversamente proporcional a su ingenio interpretativo. Con motivo del estreno de Palmeras en la nieve repasamos la carrera de un actor desigual dividiendo sus papeles entre los mejores, y (parafraseando a Juanito, el hijo de Rajoy) los francamente mejorables.
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El actor fetiche de Fernando González Molina lo dejó claro: “Me han regalado al personaje que llevaba esperando desde que soñaba con ser actor”. Ni Fuga de cerebros, ni las dos partes de la saga basada en los libros de Federico Moccia del mismo director. Kilian es uno de esos protagonistas de novela al que vemos evolucionar durante dos décadas. Para recuperar la inocencia del chaval que llega a Guinea Ecuatorial, el actor se vio alguno de sus primeros trabajos televisivos, pero no aguantó mucho: "Me daba vergüenza ajena". Si lo dice él, nosotros no le llevaremos la contraria. En Palmeras en la nieve, Casas se muestra desnudo en cuerpo y alma y logra una interpretación solvente, especialmente, cuando su personaje madura y se aleja del aspecto imberbe.
Tengo ganas de ti (2012)
Se podría hacer un pack con Tres metros sobre el cielo (2010). Las historias azucaradas de Federico Moccia hablan de amores trágicos, romances desbocados, love stories que cautivan a l@s cientos de fans del actor, pero que para el resto de la Humanidad resultan soporíferas y empalagosas. Ya no sólo estaba Babi (María Valverde), la pija que enamoraba al malote Hache, ahora se formaba un triángulo amoroso con Gin (Clara Lago). Lo peor no fue que Casas picase,emulando a este James Dean de palo, si no que repitiese el mismo año en que estrenaba la magnífica Grupo 7.
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